Publicado en el diario ABC
Gracias de antemano al lector o lectora (que se me enfadan los progres del
lenguaje sexista) que se acerquen a perder su valioso tiempo en leer estas
pobres líneas del juntaletras que suscribe. Un año más el diario ABC me permite el honor de
poder ocupar un espacio donde personas tan autorizadas se dejan su pensamiento
en la tinta que traduce la opinión. He titulado, como pueden observar, con algo
muy atrevido. Sí, quizás sea atrevido solicitar un Concilio por parte de un ser
tan insignificante como yo, pero mira por donde voy
a tener esa osadía. La verdad, hablaros hoy del Vía Crucis si va a llover o si
no, si está bien o mal organizado, si es bueno o no lo de cortar la calle… me
aburre soberanamente.
El obispo Asenjo ha solicitado, en estos días, católicos con
inclinaciones y vocación de servicio público que se impliquen en el mundo de la
política para dignificarla y mostrar la nobleza de esta opción de servicio al
bien común. Lo siento Monseñor, pero Dios no me llamó para seguir esa senda, lo
dejo mejor para Bertone y Sodano que conocen bien esas lides. Yo prefiero ser
parte de una sociedad civil que exprese y alce la voz de sus inquietudes. Por
eso creo que es hora de la celebración de un nuevo Concilio, lo pido con entera
libertad y siendo consciente de mi atrevimiento. Si hoy estamos aquí es gracias
al Vaticano II.
Ya han pasado cincuenta largos años. Sé que los humanos contamos
nuestra vida por años, mientras la Iglesia la cuenta por siglos, pero medio
siglo no es nada despreciable. Es cierto que a Juan Pablo II le
tocó derribar muros como el de Berlín que impedían la libertad, y que Benedicto
XVI afrontó el derribo de los muros invisibles de tópicos contra el hecho de la
religión pero la sociedad va cambiando, surgen nuevos problemas y la Iglesia
debe naturalmente acompañar a la sociedad.
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